Pamplona - Sep 2023
Esta vez toca hablar sobre el dolor que podemos sentir durante el parto con el objetivo de comprender su función y ver que opciones nos pueden ayudar a atravesarlo.
Para empezar, debemos recalcar que el dolor es una experiencia muy compleja. La IASP (Asociación Internacional para el estudio del dolor) lo define como “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada o similar a la asociada a una lesión tisular real o potencial”. Es decir, el dolor que podamos sentir durante el parto va a estar influenciado en diversos grados por factores sociales, psicológicos y biológicos que serán diferentes de una persona a otra. A través de nuestra historia de vida, y experiencias personales entendemos y aprendemos nuestra propia definición de dolor, este condiciona la manera en la que vivimos el dolor, por lo que la manifestación de una persona que afirma tener dolor debe ser siempre respetada.
En términos evolutivos, el dolor ha sido un mecanismo adaptativo que ha tenido como objetivo la supervivencia de nuestra especie. El dolor nos permite adaptarnos a la situación, contexto o entorno que estamos viviendo, ya que produce cambios. Hay veces que vivimos dolores que nos piden caminar para que se alivien, otras veces nos piden dormir, otras veces descansar o bajar la intensidad de las actividades, y otras veces nos piden afecto, abrazos y ternura. Puede haber mil maneras de vivir y atravesar el dolor. Pero entonces, ¿Cuál es el objetivo adaptativo del dolor de parto? pues precisamente es eso, poder dar a luz. En este caso, nos permite adaptarnos para poder sentir que necesita el bebé para que se dé la dilatación y el expulsivo. Pero ¿qué opciones tenemos para poder aliviarlo, vivirlo o atravesarlo?
La epidural es una herramienta más que nos permite poder atravesar el parto de la manera que deseemos. Se trata de una anestesia que se inyecta de manera directa en la zona epidural de la médula espinal y afecta a un área extensa. Es decir, duerme la zona para que podamos disminuir o anular la experiencia de dolor. Pero esto en sí trae consecuencias que pueden condicionar el parto en sí. Tras su aplicación podemos correr el riesgo de ralentizar el parto prolongando la duración de este. Además, la sensibilidad cambia completamente por lo que el reflejo del pujo se puede ver inhibido. Por otro lado, nos obliga a permanecer tumbadas ya que puede resultar peligroso moverse por la percepción difusa o nula que se produce respecto a la sensibilidad y movilidad. Además de los efectos secundarios que puede producir: Reacción alérgica, hematoma, dificultad para orinar, caída de la presión arterial, infección en la columna vertebral, daño neurológico, convulsiones.
En España, es la técnica más utilizada para el trabajo de parto, pero eso no significa que no haya otras opciones para atravesar el dolor.
Puede que algunas hayáis oído hablar de este tipo de corriente eléctrica para otro tipo de disfunciones o tratamientos musculoesqueléticos. Este aparato, manda una ligera estimulación a través de la piel, estimulando los nervios sensoriales responsables de las señales de temperatura y tacto. Estos mismos nervios se conectan en la columna vertebral en el mismo lugar en el que lo hacen los nervios involucrados en hacernos sentir el dolor. De esta manera producen un efecto similar al alivio que sentimos cuando nos frotamos una parte que nos duele del cuerpo para disminuir la experiencia de dolor. Además, también puede producir pequeñas contracciones musculares repetitivas, haciendo que el cerebro lo reconozca como ejercicio y esto promueve la liberación de endorfinas, disminuyendo la sensación de dolor. Es un aparato que nos permite adaptarnos a la necesidades de cada una, seguro y eficaz.
La aplicación de calor en la zona de dolor es una técnica que se lleva usando desde hace años. En este caso, ha sido muy utilizada para aliviar el dolor. La sensación de relajación y la regulación que produce en el umbral de dolor permiten poder aliviarlo. Existen varias opciones. Utilizar la alcachofa de la ducha con agua caliente, bolsas de agua caliente, o incluso parches que durante horas producen el efecto de calor a través de la piel.
La respiración ayuda mucho a regular la intensidad del dolor, así como a calmar el cuerpo, y la tensión muscular que generan las contracciones uterinas. Además, puede ser un gran aliado frente a la fatiga que produce el proceso de parto. Hay maneras específicas de respirar para poder conseguir este resultado.
El contacto de la piel con un vínculo afectivo seguro proporciona la liberación de oxitocina, clave para el proceso de parto. Durante la fase de dilatación, los masajes en la zona dolorida pueden ayudar a disminuir su intensidad. La masoterapia es una herramienta válida para el trabajo de parto. Existen diferentes tipos de masaje que ayudan a calmar el dolor.
Es primordial sentirse en un lugar seguro y de confianza, para que el proceso de parto sea vivido de manera agradable y sea respetada. Desde el acompañante, hasta los detalles cómo tener al alcance velas que puedan ayudar a crear un ambiente más cálido. Todo aquel detalle que te brinde calma, seguridad y tranquilidad es bienvenido para regular la intensidad de la experiencia de dolor.
Elijas la opción que elijas va a estar bien. No hay nada mejor o peor, pero es importante conocer todas las posibilidades para que podamos decidir cuál es la manera en la que deseamos vivir nuestro parto. Cómo hemos dicho al principio, el dolor es una experiencia personal, y lo vivas cómo lo vivas debe ser respetada.
En Clínica Pelvia contamos con profesionales especialistas en obstetricia, para ayudarte a prepararte al parto y darte las herramientas necesarias para afrontar el dolor de forma óptima y positiva el gran día. Contacta con nuestros especialistas para prepararte para el gran día de la mejor manera posible, estaremos encantadas de atenderte.
Artículo de: Nerea Argüelles. Fisioterapeuta. Equipo Pelvia.